martes, abril 19, 2011

Un gallo cuando atardece...

Creo que ya sé que haré:

Cada que se me ocurra alguna pendejada digna de mi tiempo (y chance, del de ustedes) lo escupiré aquí cual ser extraterrestre llegando a mi cochino planeta.

Requerimientos: Debe ser mayor de los 140 caracteres permitidos por Twitter. Lo cual sinceramente me parece una gran chupada. ¿Micro-blogging? Blah. Twitter, personalmente me suena a frases pseudoingeniosas con apariencia de contundentes.

Nunca he sido bueno para los one-liners y normalmente divago, justo como cuando estoy platicando. Por lo cual, me niego a participar de la aparentemente chida experiencia del micro-blog.

Por otro lado...

Y con lo "ideático" que soy, me planto justo afuera del marco de gente "cool" que bloggea, usa converse, lentes de pasta, fedoras y palestinas. Me planto justamente en el sitio de los inconformes (¿con que chingados? con todo, que pregunta, Joder)con esto, l'otro y aquello.

Insisto, el micro, pico, femto, nano, tera, giga, hexa, peta bloggeo me tiene sin cuidado. Creo que hoy, de tarde (con frío en las patas, por que oh incauto y desinteresado lector: soy friolento de los pies, castigadme) he decidido convertir, y reinaugurar el concepto de mi blog como la Escupidera del Ermitaño.

¿Por qué? Por que una escupidera es necesaria cuando es menester expectorar algo que nos molesta y se halla -en este caso- en la boca. Sea un chicle, una mentada y en la mayoría de los casos: Una infame flema cuyo color varía dentro del espectro verde-amarillo-café (comúnmente y depende de que hayan tenido en la boca, no entraré en detalles para quienes prefieran el rojo, el blanco, fucsia, azul rey, etc). Esta expectoración puede ser acompañada en algunos casos de Bolo alimenticio y éste puede ser incluso, de uno(s) día(s) anterior(es). No importa. El chiste es escupirlo.


Habiendo sentado los parámetros de esto, quedo de ustedes.

sábado, abril 16, 2011

Ni estoy muerto ni -que quede claro- me fui de parranda.

No...


Perdón, perdón, perdón, perdón[...] perdón.


Sabes que tienes pánico escénico y se te borran las ideas de la sesera cuando estás frente al procesador de texto de blogger y te quedas lampareado como una liebre justo antes de ser arrollada.

Hoy no escribiré sobre el "miren! regresé, estoy vivo me cae!!"

Vengo por que me da la gana, por que este espacio es mío y jodidos: Por que puedo.


Simple y sencillamente tengo ganas de escribir en lo que pasa el tiempo, en lo que se me acaba el ron y este puto calor me adormila lo suficiente para caer exhausto en la cama con apenas el tiempo necesario para quitarme las doctor martens y aventar la pinche guayabera a un lugar donde nadie la pise/doble/aviente de vuelta y la arrugue más.


Hace poco, mi amigo me dijo: "Es tan retro tener (o abrir) un blog hoy en día". Puede que tenga razón. Recuerdo haber llegado a este espacio hace algunos años, más por presión social que por otra cosa. Tuvo sus momentos, reconozco, pero creo que llevo un buen tiempo sin tener ALGO que decir.

Mi blog, mi face y mi tweeter lucen desangelados frente a los de mis conocidos y están ahí como prueba virtual de que alguna vez existió lo que llamo mi persona de internet.


¿Que chingados necesito hacer con este espacio? No tengo ni la mas reputa idea. Es como un análogo de mi vida. Ja. No tengo ni puta idea.


Quisiera pensar que es como una silla vieja y polvosa que tengo en el rincón de esa habitación ideal que existe en mi mente, en la cual puedo sentarme muy de vez en cuando, mascullar algo, debrayar o jugar con el celular, para después levantarme y verla con desprecio, hasta la próxima vez.


Me largo... Pero que conste...