Me vestí de colores para ti, verde vida y azul real, aunque en el fondo era negro.
Es tan difícil aceptar ahora, en la soledad de mi casa, que ya te has ido. Vienen a mi mente los muchos recuerdos hermosos que compartimos y quedan grabadas de forma indeleble las últimas conversaciones que tuvimos juntos en tu cuarto del hospital. Las esperanzas que aumentaban de forma muy lenta, igual que la marea que sube, mientras tienes los pies clavados en la arena, para de pronto, finalizar abruptamente.
Te volví a conocer en esas noches que compartimos platicando, y yo, te festejé todas tus grandes victorias contra tu propio cuerpo, contra la inmisericorde realidad de los dolores de la edad y las circunstancias. Estuve a tu lado y fuí el último que disfrutó de ese viento tranquilo que eran tus preciosas y ya entonces contadas respiraciones.
Te fuiste en paz y en silencio y de esa forma nos dejaste cuando ya quedaba poco del día, quiero pensar que montaste los últimos rayos de luz de este sol de otoño y viste todos los colores que nos estan vetados a los humanos; esta noche es tuya y me lo has demostrado en tantas formas desde que llegué a tu hogar a montar guardia en tu nombre. Los vidrios rotos, la tranquilidad de la noche sólo interrumpida por un perro que aúlla lastímero en la calle.
Esta noche no puedo cerrar los ojos, no puedo dejar de escribir, te sueño despierto.
Primer Dolor. La cabeza de una procesión que camina tan pesada y muda.
Te extraño y te amo, Guerrero que vino del Norte.
Tercero en tu linea.
Segundo en tu guardia.
Primero en escribirte.
Tu nieto que te ama.
Jorge.
Es tan difícil aceptar ahora, en la soledad de mi casa, que ya te has ido. Vienen a mi mente los muchos recuerdos hermosos que compartimos y quedan grabadas de forma indeleble las últimas conversaciones que tuvimos juntos en tu cuarto del hospital. Las esperanzas que aumentaban de forma muy lenta, igual que la marea que sube, mientras tienes los pies clavados en la arena, para de pronto, finalizar abruptamente.
Te volví a conocer en esas noches que compartimos platicando, y yo, te festejé todas tus grandes victorias contra tu propio cuerpo, contra la inmisericorde realidad de los dolores de la edad y las circunstancias. Estuve a tu lado y fuí el último que disfrutó de ese viento tranquilo que eran tus preciosas y ya entonces contadas respiraciones.
Te fuiste en paz y en silencio y de esa forma nos dejaste cuando ya quedaba poco del día, quiero pensar que montaste los últimos rayos de luz de este sol de otoño y viste todos los colores que nos estan vetados a los humanos; esta noche es tuya y me lo has demostrado en tantas formas desde que llegué a tu hogar a montar guardia en tu nombre. Los vidrios rotos, la tranquilidad de la noche sólo interrumpida por un perro que aúlla lastímero en la calle.
Esta noche no puedo cerrar los ojos, no puedo dejar de escribir, te sueño despierto.
Primer Dolor. La cabeza de una procesión que camina tan pesada y muda.
Te extraño y te amo, Guerrero que vino del Norte.
Tercero en tu linea.
Segundo en tu guardia.
Primero en escribirte.
Tu nieto que te ama.
Jorge.
2 comentarios:
un abrazo hermano, no tengo nada más que decir
compadre, sea fuerte y ya sabe que aquí andamos para lo que necesite, abrazos.
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