miércoles, octubre 15, 2008

Té....nu...e..

Que solitario puede llegar a ser este lugar durante la noche. No me disgusta. Por el contrario, camino por los estacionamientos, por los pisos vacíos y de vez en cuando me sorprende algún guardia amodorrado que me increpa: "buenos días". Procuro no desdeñarlo demasiado y le contesto de la misma forma sin aparentar prisa alguna. Creo que disfruto las noches frías, después de que ha llovido.


El pavimento mojado, los árboles, el césped bien corto. Comienzo a considerar un trabajo que aproveche mi capacidad de estar despierto, quizás como velador podría sentirme como pez en el agua o como un alfiler en la alfombra, si es que me entienden.


En mis caminatas por los pasillos vacíos y los pisos que no me corresponden, me doy cuenta de que no estoy solo, hay algunas personas menos corpóreas que yo rondando este lugar. Al principio me ponían un poco nervioso, ya no.


Cada momento que cruzo ciertos umbrales, siento ligeros temblores en el suelo, oscilatorios. La idea de un sismo no es poco común aquí, aunque puedo asegurar que se debe a mi estado de debilidad física, estoy muy nervioso.


En mis breves salidas a fumar, te pienso... demasiado. Cuento y recuento esa última ocasión, un beso en la frente, no nos atrevimos a besarnos. Demasiado pronto o demasiado tarde. Demasiado optimista.


Debo usar un cubre-bocas todo el tiempo que esté en la habitación, no para protegerme, sino obviamente para protegerlo de mí. Dime, debo usar un cubre-almas contigo?


Me desvanezco como estas líneas, como la noche, como la lucidez...


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