viernes, agosto 18, 2006

Una mirada al otro lado

El Ermitaño me miro a los ojos por unos segundos...

Al verlo supe que era un ser condenado a vivir en un espejo, la ventana a través de la cual conoce la realidad semitangible.

Condenado por 9 eones a observar la forma en que el eterno río de la vida transcurre de manera mas o menos ininterrumpida. Su castigo es aquél que consiste en observar...

Incapaz de hacer otra cosa que no sea lamentarse calladamente por decisiones que bien pudieron estar a su alcance y no son más que una larga cadena de recuerdos y reproches. Su estanpa es tan triste que parece un árbol suplicando por la muerte en un hermoso valle de color verde, bañado constantemente por el sol.

Sólo sus ojos pueden desengañar a toda suposición de edad y sueños.

Plantado en una imagen congelada de una noche que nunca termina, el Ermitaño voltea a verme, poco sorprendido de mi tristeza y se despude de mi en un reflejo fugaz, con una mirada tan vieja que me encuentro sollozando sin derramar una sola lagrima por el.


Te extraño, te quiero antiguo fragmento de mi...

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