
En ocasiones recuerdo esos momentos... esas noches de paisajes industriales en los cuales podía alcanzar a ver interminables espiras que penetraban cielos rojos, purpuras y naranjas, enormes vistas de catedrales anonimas esperando ser conquistadas...
Hoy, vuelo de nuevo a esas ciudades ignotas de pequeños escondites donde la mirada se torna en colores terreos y escucho el vals de mefisto...
Sueño que soy de nuevo un adolescente, un vampiro recién creado y de nuevo, enamorado de la noche...
¡Oh maldita nostalgia que estoy libando en un snakebite casero!
La noche se vuelve a pintar de negro y vuelvo a soñar con los ojos entrecerrados, de la misma forma que un demonio sueña, ¡con espirales negras!
Me cabe tan poca cordura esta noche, que quisiera volver a tener esas viejas alas negras... de cera de Campeche...