Estoy nervioso.
No debería de decir triste, estoy nervioso por la incertidumbre, cualquier cosa que leo, escribo o escucho me hace temblar hasta las rodillas, me sacude, me tumba como un golpe certero. Podría decir -no, gritar- que me hace falta tu compañía, el apoyo. Mis amigos lo han mostrado a cada momento, y debo obligarme a tomar anestesia para no quebrarme más frente al público. Las últimas semanas han sido una constante e implacable lluvia de mierda sobre mí. No debería quejarme, a todos les pasa.
Sin embargo estoy sentado aquí por que no puedo dormir, por que no puedo siquiera navegar en el puto internet, por que estoy plantado como un zombie frente a la pantalla iluminada por el blanco de un procesador de texto el cual no puedo atreverme a llenar más que de mis lamentos.
No puedo dormir.
El balance en la vida puede llegar a ser alterado por una serie de eventos casi instantáneos, de la misma forma en que un niño hace soplar la simiente de un diente de león al viento. Así de volátiles son mis esperanzas en este momento. No sonrío. Espero con todo el autoconsuelo del que soy capaz en este instante, de que tales esperanzas caigan en suelo fértil.
Regreso a verme en instantes congelados en el tiempo, cuando todo era mas simple, cuando el tiempo avanzaba pasmosamente y quisiera haber emprendido un mejor camino. Estoy tan nervioso. Cualquier cosa me hace llorar y debo tragarme sollozos en frente de mi familia y mis amigos, tragos amargos de ajenjo. Pienso en que todo salga bien.
Leo y escucho comentarios sobre el día de mañana, de quienes asumen que será un día más que celebrar, yo no estoy seguro de nada. Me enfrento al hospital con pobres resultados, sin embargo debo estar ahí pase lo que pase, mientras, del otro lado de la realidad sigue lloviendo sobre mí y me cuesta esperar, cada hora se me escapa a una velocidad que no me da tiempo siquiera de reaccionar. Soy un niño asustado durante una tormenta.
Regreso a la imagen de mi otro yo soplando dientes de león en la puerta de mi casa, no me atrevo a ver el suelo en que caen las semillas. Quisiera sonreír, pero no puedo.
lunes, septiembre 15, 2008
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1 comentario:
Pos con eso de q ya no publicas los comentarios pa q no diga uno cosas q afecten tus affairs, che mono monologador
A`i te ves
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